Curiosidades
- Historia del chocolate
- Mitos del chocolate
- El chocolate, nutrición y placer
- No te oxides
- Mejora del rendimiento intelectual
- El chocolate, el amor y la felicidad
- El chocolate y los premios nobeles
- Chocolate a la taza y fiestas populares
- El origen de las natillas
Historia del chocolate
Aunque sus origenes se pierden en los tiempos, no fue hasta los viajes de Hernán Cortés cuando se trajo a Europa y pronto fue adaptado al gusto continental, extendiéndose su consumo a toda la sociedad.
Antiguo tesoro maya
El árbol del cacao es originario de América del Sur pues crecía de forma natural en las selvas tropicales de Amazonas y Orinoco. Sin embargo, empezó a cultivarse en Centroamérica por la cultura maya hace más de 2000 años donde se usaba incluso como moneda de cambio por los aztecas.
Esta cultura se asentaba en lo que actualmente es México, pero también abarcaba la provincia de Guatemala y la zona occidental de Honduras y según parece ser, el desarrollo de la agricultura, base de la civilización maya, ocurrió en las tierras altas de Guatemala.
Los aztecas lo consideraban un regalo del dios Quetzalcoatl, el cual antes de ser expulsado del paraiso ofreció el arbol del cacao a los hombres y les prometió regresar «por donde sale el sol». Este halo de divinidad hizo que su consumo estuviese reservado a las clases altas de la sociedad.
En esta tradición se basó en 1751 el botánico sueco Carl Linneo, que denominó al cacao como «theobroma cacao» que en latín significa «cacao alimento de los dioses».
De Colón a Hernán Cortés
Se tiene constancia de que cuando Colón y su tripulación llegaron a la isla de Guanja, frente a las costas de Honduras, recibieron como presente unos frutos ovalados color marron con los que se fabricaba una bebida que los indígenas llamaban «xocolatl».
El “xoxolti” se obtenía de tostar el fruto y añadirle agua, harina de maíz y especias como la pimienta. Setomaba fría y espumosa para lo cual el líquido se tiraba desde la altura de la cabeza hasta los piés.
Cuando Hernán Cotés llegó a México en 1519 fue recibido por el Rey Moctezuma como el Dios que espera ban en sus tradiciones y ofreció al conquistador esta apreciada bebida en un vaso de oro.
Pronto los soldados apreciaron la naturaleza del chocolate y, parece ser, que su introducción en Europa se debe a un monje que viajaba con la expedición, el cual envió cacao al Monasterio de Piedra de Zaragoza.
Europa se rinde al chocolate
Como su sabor amargo no era agradable para todo el mundo, se empezaron a experimentar otras mezclas con azúcar y especias, y el chocolate fue evolucionando hasta que en el siglo XVII empezó a consumirse endulzado con miel o azúcar.
Gracias a la aceptación del chocolate líquido por la Iglesia, la cual consideraba que no rompía el ayuno, y la alta sociedad, que era quien podía permitirse su consumo debido a los altos impuestos con los que se gravó el chocolate, su consumo se popularizó entre las diferentes coretes europeas.
A su difusión contribuyeron personajes como la Infanta Maria Teresa que se casó con Luis XIV de Francia y ofrecía el chocolate a sus invitados. Con el tiempo su uso se extendió por toda Europa y tomar chocolate se convirtió en un signo de elegancia y distinción.
Mitos del chocolate
Existen una serie de supuestos que damos por ciertos en torno al chocolate y que no son ciertos. Lo acusamos injustamente de que engorda, provoca acné o adicción. Es hora de descubrir qué encierran de verdad estos mitos.
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¿Engorda?
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Todos los alimentos tienen calorías, algunos como es el caso del chocolate, más que otros, por lo que su consumo excesivo produce aumento de peso.
El chocolate aporta unas 500 calorías por cada 100 gr y el cacao soluble 350 calorías por cada 100 gr, por lo que es un alimento muy energético, pero no favorece el sobrepeso si se consume con moderación y dentro de una dieta equilibrada.
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¿Provoca acné?
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Se pensaba que el acné se debia a ciertos hábitos nutricionales pero actualmente se han revisado estos conceptos y se sabe que en el acné estan implicados factores hormonales o genéticos y no factores nutricionales.
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¿Provoca caries?
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El consumo de bebidas y comidas azucaradas se relaciona con la caries, al servir estos de sustrato a las bacterias que la producen. No obstante lo que provoca la caries es la permanencia del azúcar en la boca, y no su consumo en sí, lo cual puede evitarse con una buena higiene bucal tras la ingesta del alimento.
Algunos estudios realizados de la Universidad de Osaka (Japón) afirman que los granos de cacao contienen agentes antibacterianos que compensarían los altos niveles de azúcar que tiene el chocolate y reducirían la posibilidad de desarrollo de caries dental.
Estos estudios todavía no se han demostrado en humanos por lo que los resultados deben ser tomados con precaución.
Aun así, una adecuada higiene tras comer chocolate u otros alimentos, obre todo los dulces, es lo más recomendable para preservar la salud dental.
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¿Provoca adicción?
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No se ha demostrado que sus componentes posean efectos fisiológicos que provoquen un consumo que pueda ser calificado de adicción. Entre sus componentes están la teobromina (40 mr/100 gr) y la cafeína (1 mg/ 100 gr) que tienen efecto estimulante aunque se encuentran en mucha menor proporción que el té o el café. Este aumento del tono quizá sea lo que se nota en falta cuando deja de consumirse.
También puede deberse a la feniletilamina, que aumenta los niveles de este aminoácido natural del cerebro y que tiene propiedades antidepresivas.
No obstante habría que consumir muchos kilos de chocolate al día para que los niveles de teobromina, cafeína o feniletilamina pudieran llegar a producir la dependencia que acompaña a las adicciones.
El chocolate, nutrición y placer
El chocolate es un alimento y una golosina. Además de deleitarnos con su sabor, nos aporta gran cantidad de nutrientes, sustancias antioxidantes y aminas que mejoran nuestro ánimo.
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Grasa, hidratos de carbono y proteinas
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La materia grasa del cacao se denomina manteca de cacao y constituye aproximadamente el 30%. Está compuesta fundamentalmente por ácido esteárico (35%), una grasa saturada que tiene la propiedad de no elevar los niveles de colesterol en sangre.
Los otros ácidos grasos son el palmítico (25%),el oleico (30%) que es un ácido graso monoinsaturado y otros ácidos grasos (5%). Posee también hidratos de carbono (sobre el 14%), porcentaje que aumenta cuando se la añade azúcar. Contiene una menor proporción de proteínas (alrededor del 7.5%), siendo rico en aminoácidos, como el triptofano, la fenilalanina y la tirosina, que son precursores de químicos naturales que existen en el organismo (norepinefrina y dopamina).
Contiene además Feniletilamina, una sustancia presente también en el cerebro humano, similar a la anfetamina, cuya producción aumenta cuando uno está enamorado y produce efectos antidepresivos.
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Vitaminas y minerales
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El chocolate aporta una considerable cantidad de Potasio, Fósforo y Magnesio y una menor cantidad de Calcio que aumenta considerablememte en el cacao con leche.
El chocolate también aporta vitaminas como la B1, el acido folico, la B2, B6, B3, vitamina A y vitamina E.
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Rico y saludable
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El cacao es rico en elementos fitoquímicos, entre los que destacan la Teobromina y los Polifenoles.
La Teobromina (40 mg por cada 100 gr) está dentro del grupo de las Xantinas al igual que la cafeína y la teína, pero su poder estimulante es mucho menor. Posee también cafeína pero en un bajísimo porcentaje (1%).
Los Polifenoles son sustancias antioxidantes presentes no solo en el cacao, sino en otros vegetales ( manzanas, uva, té…).
Estos antioxidantes disminuyen la actividad de los radicales libres que contribuyen a evitar la oxidación celular y previenen de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Han sido relacionados con la prevención de otras enfermedades crónicas y con la estimulacion de las defensas del organismo.
Dentro de los polifenoles se encuentran los flavonoides que pueden reducir el riesgo de accidentes cardiovasculares y de agregación plaquetaria, responsable de la formación de trombos.
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Un alimento energético
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El chocolate nos aporta unas 500 calorías por cada 100 gr consumidos.
Sin embargo el cacao soluble aporta unas 350 cal por 100 gr, ya que para su elaboración se elimina la grasa.
Esta capacidad energética del cacao hace que su consumo sea especialmente indicado en situaciones que requieren de un aporte energético concentrado, donde se pueda consumir mucha energía con poco volumen de alimento.
Así, es un alimento adecuado para las meriendas y desayunos y para las situaciones que requieran un aporte energético extra al momento, como la práctica de deportes.
Este valor energético aumenta cuando al cacao se le añade azucar, frutos secos, miel, etc
No te oxides, toma chocolate
Un estudio publicado en la revista open access «Chemistry Central Journal» revela que el chocolate contiene más antioxidantes, concretamente polifenoles y flavonoides, que cualquier fruta.
Para llegar a esta conclusión, investigadores del Centro Hershey para la Salud y Nutrición compararon la actividad antioxidante del polvo de cacao y el polvo de fruta. Sus experimentos revelaron que la capacidad antioxidante en un gramo de polvo era más alta en el caso del cacao. A esto hay que añadir que posteriores análisis mostraron que el chocolate negro y el cacao contienen más cantidad de flavonoides y polifenoles que los zumos de fruta. Estas sustancias antioxidantes protegen a las células y retrasan su envejecimiento. El chocolate caliente fue el único que no superó la prueba, ya que durante el procesado pierde gran parte de sus propiedades.
Debra Miller, coautora del estudio, concluye a la vista de los resultados que las semillas de cacao son «súper frutas» desde el punto de vista nutritivo. Una buena noticia para los amantes del chocolate.
Tomar chocolate mejora el rendimiento intele
Dos tazas de chocolate al día para mantener el cerebro sano.
Un revelador estudio publicado en la revista Neurology sugiere que beber dos tazas de chocolate caliente a diario durante un mes mejora la puntuación en test cognitivos y aumenta el flujo de sangre que llega al cerebro. Los autores del estudio, de la Escuela de Medicina de Harvard (EE UU) y el Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento, trabajaron con adultos mayores de 73 años de edad sin indicios de sufrir demencia. Los participantes disfrutaron del experimento que consistió en tomar dos tazas de cacao caliente por día durante treinta días y no consumiendo ninguna otra forma de chocolate durante el estudio.
El aumento del flujo sanguíneo en ciertas áreas del cerebro al final del estudio fue de hasta un 8,3% en personas en las que al comienzo del experimento se había detectado un riego cerebral disminuido. Además, en estos individuos aumentó la velocidad de respuesta de la memoria de trabajo, un tipo de memoria apodada como la «pizarra de la mente» que permite retener cierta información (dígitos, palabras, etc.) durante un breve lapso de tiempo.
«Hemos aprendido mucho sobre el flujo sanguíneo en el cerebro y su efecto en las capacidades intelectuales», expone Farzaneh A. Sorond, investigadora de la Escuela de Medicina de Harvard que lidera el estudio. «A medida que las diferentes áreas del cerebro requieren más energía para realizar sus tareas, también necesitan un mayor flujo de sangre». Esta relación, llamada «acoplamiento neurovascular», puede desempeñar un papel clave en enfermedades como el alzhéimer.
El chocolate, el amor y la felicidad
Esa embriagadora sensación que ocurre cuando está enamorado se da porque el cerebro produce feniletilamina. Se puede obtener un efecto similar con el chocolate, que contiene la misma sustancia, aunque un exceso puede alterar el sistema nervioso.
También el chocolate estimula la producción de hormonas en el área de las emociones similares a las liberadas cuando reímos. Ayuda a combatir la depresión, hipertensión, tumores e incluso el estrés del síndrome premenstrual.
El chocolate y los premios nobeles
Que el consumo de chocolate ayuda a frenar o incluso revertir el deterioro mental vinculado a la edad es algo que ya se sabe; pero que pueda haber una relación entre la cantidad de chocolate que se consume en un país y el número de premios Nobel todavía no, al menos hasta ahora.
Un curioso estudio publicado en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine vincula el consumo medio de chocolate en un determinado país con el número de ganadores de un Premio Nobel en dicha nación.
Para validar o refutar qué efectos prácticos puede tener este hecho Franz Messerli decidió comparar en 23 países el consumo per cápita de chocolate con el número de individuos que habían sido galardonados con el Premio Nobel, considerando que este último dato podría ser un buen indicador de la «función cognitiva nacional». Y los datos desvelaron una fuerte correlación, con Suecia a la cabeza en consumo de chocolate (6,4 kg de chocolate al año por persona) y laureados, seguida de Estados Unidos, Holanda, Irlanda, Francia, Bélgica y Alemania. A la cola de la lista se sitúan China, Japón y Brasil.
Messerli también ha calculado la «dosis» de chocolate necesaria para «tener un ganador Nobel más en un país»: 400 gramos por persona al año. No obstante, el investigador admite que de su trabajo no se desprende que una relación causa-efecto evidente.
El estudio concluye que existe una relación entre el consumo de chocolate de un país y su número de laureados con el Premio Nobel per cápita pero también puede que el chocolate no haga a las personas inteligentes, sino que las personas inteligentes más propensas a ganar un Nobel sean conscientes de los beneficios que tiene este alimento y lo consuman con asiduidad.
Chocolate a la taza y fiestas populares
El chocolate también forma parte de las costumbres y tradiciones españolas pues no olvidemos que la bebida de chocolate fue introducida en España por Hernán Cortes en la corte de Carlos V.
Desde épocas tempranas, las clases pudientes incluían en su desayuno y merienda el chocolate, generalizándose su uso a medida que se abarataba el precio del cacao.
El chocolate a la taza comenzó a ser algo imprescindible en las celebraciones de Fin de Año y de Año Nuevo. La costumbre de desayunar chocolate con churros es especialmente popular en Año Nuevo en la madrugada del 1 de enero. También en la festividad de Reyes tomó su protagonismo; la víspera, después de la cabalgata, se toma una buena taza de chocolate bien caliente y en el desayuno del día siguiente, después de abrir los regalos, no puede faltar una taza de chocolate con churros o algún bizcocho.
Las fiestas populares tampoco se libran de las chocolatadas vespertinas dónde los participantes degustan el chocolate con churros, bizcochos o con lo que guste acompañar según la zona geográfica. También los más jóvenes disfrutan de una buena taza de chocolate a altas horas de la madrugada como final de fiesta o como reconstituyente que les permita seguir trasnochando.
En casi la totalidad del territorio español el chocolate se acompaña con churros. En Madrid y centro de España se hacen las ruedas o porras, producto frito en forma de espiral más grueso que los churros. También en Madrid son típicos los churros de lazo, que antiguamente se denominaban churros verbeneros por ser habituales en la verbena de La Paloma, que se sirven insertados en un junco.
Incluso la Iglesia ha cedido al chocolate pues en la Fiesta de San Blas o «del Rollo» el sacerdote bendice los rollos (pan dormido) durante la misa que después se comen con chocolate a la taza. En Valencia durante las Fallas podemos encontrar multitud de lugares dónde se sirve chocolate caliente. Pero no únicamente se toma chocolate en la península pues en las Baleares se toma chocolate a la taza si bien, como no podía ser menos, se acompaña de la ensaimada.
Origen de las Natillas
Aunque se desconoce el origen exacto de las natillas, generalmente se sitúa su nacimiento en los conventos a lo largo de Europa. Esta teoría presenta coherencia debido a la naturaleza sencilla de su elaboración, su reducido coste económico y su riqueza alimentaria basada en grasas animales y proteínas al contener huevos y leche. Por todo esto, constituiría un plato idóneo para los conventos, donde siempre ha existido cierta potenciación en el desarrollo de la cocina dulce a la par de cierta cultura de austeridad que potenciaba la sobriedad en el yantar, lo que derivaba en el máximo aprovemiento posible de los alimentos y sus recetas en pos de platos sencillos pero alimenticiamente completos.
Otras teorías sitúan su origen en la repostería francesa debido a las frecuentes épocas doradas de las que fue protagonista. Su notabilidad comenzó ya en la época de la República Romana dotando de ciertas directrices el estilo culinario que hoy conocemos como cocina mediterránea pese a que en la actualidad no es principal su presencia en Francia. La posterior introducción de las especias a lo largo de la Edad Media imprimió el singular carácter que tiene en la actualidad la cocina franca aunque no fue hasta el Renacimiento, que trajo consigo el retorno de los placeres mundanos en todos los ámbitos de la vida cotidiana, el desarrollo fundamental de golosinas, pastelillos y demás manjares reposteros. En este época se especula la creación, entre otras, de las natillas y su posterior evolución (añadiendo canela, vainilla, etc.) durante el siglo XVIII, en el cual Francia experimentó una apertura al mundo repentina y sorprendente.Todo esto, junto a un recién nacido espíritu liberal, produjo un enriquecimiento muy importante de la mesa y modales en la Francia revolucionaria.